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La caída de Babilonia

47 »Desciende, siéntate en el polvo,
    hija virginal de Babilonia;
siéntate en el suelo, hija de los caldeos,
    pues ya no hay trono.
Nunca más se te llamará
    tierna y delicada.
Toma piedras de molino, y muele la harina;
    quítate el velo.
Levántate las faldas, desnúdate las piernas,
    y cruza los ríos.
Tu desnudez quedará al descubierto;
    quedará expuesta tu vergüenza.
Voy a tomar venganza,
    y a nadie perdonaré».

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